jueves

Primer día, primera diana

La serie Periodistas fue una de las más exitosas de la década de los 90. Telecinco apostó por un producto novedoso en el panorama televisivo español sin perder de vista las bases de otras series de la época de policías y alumnos de institutos: tensión, acción y héroes que no se achantan ante nada. Luís Sanz era el redactor jefe de la sección de local en el diario Crónica Universal y el protagonista de la serie. Interpretado por José Coronado, el primer capitulo trata de la llegada de este periodista al periódico desde Estados Unidos. El episodio número uno es precisamente en el que mejor puede observarse el funcionamiento de una empresa informativa. No siendo un documental el realismo no es atronador, pero sí es la base a partir de la cual se cuentan historias si no inverosímiles poco dadas a sucederse un día tras otro. Los redactores de local no están muy contentos con su llegada en el primer episodio ya que esperaban que fuera uno de ellos quien promocionara en la empresa y se hiciera con el puesto vacante en local. Sin embargo, Luís tiene un aliado en Blas Castellote, un veterano periodista compañero suyo en la Universidad que le ayuda a integrarse con el nuevo equipo que debe dirigir. Además, él mismo se encargará de encajar con sus nuevos compañeros con el objetivo de que exista la fluidez comunicativa y el clima de trabajo adecuados para el desempeño de una redacción. La sección del Crónica se compone de cuatro redactores, una de ellos también fotógrafa, un fotógrafo y una secretaria administrativa. Además, también son protagonistas por su constante relación con local el director del Crónica, la subdirectora y el conserje. En este piloto también se refleja la llegada de un nuevo becario, José Antonio. En este personaje interpretado por Pepón Nieto se plantea la ilusión y la vocación con la que llegan los nuevos periodistas a trabajar con frases como la repetida: “Yo quiero ir a local, que es donde está la acción”. Son constantes las idas y venidas de los integrantes de la redacción además de poder verse las distintas relaciones que tienen con sus fuentes. Desde un personaje marginal que les proporciona “avisos” a una concejala del Ayuntamiento que intenta manejarlos para que la información que se publique sea la que le conviene o, al menos, con el enfoque que quiere que se muestre. Una de las cualidades que más fielmente se reflejan a lo largo del capítulo y de toda la serie es el desapego por la postura oficial del periódico. Son constantes las discusiones entre los redactores y Luís porque entre una información u otra. Además, si llega a convencerse, el redactor jefe plantará cara a la negativa de la dirección del periódico si ésta se niega a publicar la información o quiere cambiar el enfoque decidido entre el redactor encargado y Luís en local. Por último, también se muestra el sacrificio que exige la profesión del periodismo. Para plasmar esta idea podemos quedarnos con dos escenas. En la primera, aparece una redactora llamada Clara, interpretada por Belén Rueda, dejando a su hija con una canguro de dudosa apariencia y con claras muestras de dejadez e inexperiencia debido a que tiene que ir a cubrir una información. Clara es madre soltera, combinar esta situación personal con su trabajo será una de las tensiones constantes durante toda la serie. La segunda es mucho más típica. Los periódicos viven con la constante quebradero de cabeza de salir al día siguiente lo más actualizados posible. Éste es un problema que no existe ni en la radio ni en la televisión a ese nivel, puesto que son medios que cuentan con la característica de ser inmediatos y poder emitir en directo. Así, muy entrada la noche los redactores tienen que quedarse cerrando las páginas antes de que comience a funcionar la rotativa ya que ha habido una información de última hora. En este sentido caben destacar las peleas telefónicas con Pepe de maquetación, un personaje que no aparece en ninguna de las temporadas de Periodistas y que siempre está en conflicto con el jefe de sección de local porque necesita que le envíe las páginas hechas para poder comenzar a imprimir lo antes posible.
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martes

Publicidad hasta en la sopa

Buenos días amigos y amigas blogueros, una semana más y una entrada más, para que no pierdan ustedes detalle de todas esas cosillas que la tele nos va colando poquito a poco. Hoy voy a hablaros del máximo exponente en lo que a meterla doblá se refiere: El “Product Placement” (O Emplazamiento de Producto, para los que estudiasteis en Opening) Y como aquí no somos todos dados a pinchar en hipervínculos, os lo vuelvo a traer pasadito por el pasapurés.

Como su propio nombre indica, esta estrategia de marketing consiste en implantar la imagen de una marca en la trama de alguna película o serie. La gracia consiste en que esto no ha de estar previamente estipulado por contrato, por lo cual marca y producto visual pueden hacer todas las fullerías que quieran a la hora de establecer las condiciones en base a las cuales van a dejar caer tal marquita aquí o allá. Una película que ironiza bastante bien sobre este asunto es el Show de Truman, aunque hoy no nos vamos a centrar sólo en un film.

Pasen y vean, está en inglés pero se entiende y deja lo que os quiero explicar bastante clarito.

http://www.youtube.com/watch?v=Inscky6EyQ8

Otra cosa un poco más excusable es cuando, previamente, se inician campañas publicitarias desde ambas partes, informando sobre el apoyo que producto y película se van a dar mutuamente. Como en el caso de la película “Yo, Robot”, que desde semanas antes del estreno se le venía dando bombo al Audi futurista, que, por otra parte, era un auténtico prototipo que venía desarrollando desde hace tiempo. Y el uno presumía de tener un coche súper guay en su película y el otro de vender el coche de una película súper guay.

También es digno de mención aquel naufrago que encabeza esta entrada y que se pasó una película entera hablando con una pelota y protegiendo un paquete de la marca FedEx. La cuestión es que, en esta situación, ¿El hecho de que la marca fuera FedEx repercutía en el argumento? ¿Habría pasado algo por inventarse una marca inexistente? La respuesta es obvia… Pero claro, después de ver la peli a ver quien es capaz de ignorar los servicios de FedEx, teniendo a unos empleados tan entregados…

Y la lista de ejemplos es interminables: Las camisetitas de “Fuga de Cerebros” que los agentes de “Los Hombres de Paco” no se quitan ni para ducharse; El repartidor de “Mail, Boxes, etc…” de “El Internado”; o los chavalotes de “Física o Química” que sólo beben Fanta. Y así hasta el infinito… pero si queréis presenciar una auténtica orgía de marcas, esta viene de las pegajosas manos de nuestro amigo y vecino (y experto en marketing) Spiderman. No quitéis ojo a lata de Dr Pepper, el camión de Carlsberg y el desmadre de marcas en la escena del cruce de la Quinta Avenida.

http://www.youtube.com/watch?v=3hOk80p8K2w

En fin amigos, yo no sé a ustedes, pero a mí la continua aparición de marcas en las series y películas no sólo me saca de la trama, sino que provoca una total pérdida de credibilidad por mi parte. Pero en fin, uno no tiene otra que tragar, como con todo, y aceptar que, en cualquier serie, ya te la bajes de Internet sin anuncios, zapees o vayas a la nevera en la publicidad, vas a encontrar de fondo a la multinacional de turno sacando pasta a tu costa.

PD: Si queréis encontrar el culmen de esta práctica, os “recomiendo” que veáis Ultimatum a la Tierra, me limitaré a decir que el destino de la tierra se decide en una famosa cadena de restaurantes de comida rápida...

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domingo

Un director para nada eficaz

¿Quién no conoce al hombre araña? Spiderman lleva salvando a la sociedad estadounidense desde que Stan Lee lo creó como personaje de cómic en 1962. Recientemente Sam Raimi ha dirigido tres películas del superhéroe. En esta entrada vamos a hablar sobre la empresa informativa que aparece tanto en los cómics, como en la serie de televisión o en sus películas. Se trata del periódico Daily Bugle, con sede en Nueva York, donde trabaja Peter Parker como una especie de fotógrafo free-lance. Su director es J.J. Jameson, del que su imagen se corresponde con un director de periódico en el que prima sobre todo el interés por obtener beneficios de cualquier forma, pero aún más que eso, lo que caracteriza al empresario es un espeluznante odio hacia los superhéroes, sobre todo al hombre-araña. Aquí podemos verlo retratado y caricaturizado en un episodio de Los Simpsons, donde evidencia su comportamiento a base de impulsos.

http://www.youtube.com/watch?v=j_Qg5UIuSuo

En todas las apariciones que hace en la trilogía, se nos muestra en la redacción como un líder arrogante. Un déspota que no deja en ningún momento de gritar y de motivar a sus empleados con descalificaciones y prisas. Una figura realmente evitable en las redacciones cuando aparece alguna noticia de última hora y para ello se necesita la calma más absoluta para que se pueda pensar con claridad.

Si nos detenemos en los roles gerenciales que hemos visto en clase podemos decir que nuestro personaje cumple a la perfección casi todos los puestos en la dirección del periódico. Hace de cabeza visible al ejercer de representante de la empresa, dirige las actividades de los subordinados ejerciendo una clarísima posición de líder... pero en la película podemos observar que Jameson cumple fundamentalmente la función de asignador de recursos. Es decir, el director del Daily Bugle dirige, administra, manda, ordena... como vemos en la escena cuando ofrece un puesto de trabajo a Eddie Brock o el propio Peter Parker a cambio de una foto donde se pueda apreciar los trapos sucios de Spiderman. En esa ocasión se descubre que Brock, pese a ser el primero en entregar una instantánea del superhéroe y ser admitido en la redacción como fotógrafo titular, es repentinamente desplazado de su puesto al descubrirse que la fotografía ha sido retocada. De ahí que acrecente su odio hacia Parker, y por consiguiente hacia Spiderman, y se convierta en Venom para querer acabar con su enemigo.

En definitiva, aunque el director de un periódico tiene que poseer unas evidentes dotes de mando, no creo que éste sea un líder ejemplar para dirigir un diario. La ambición de derrotar al hombre araña unido a su afán incondicional de obtener beneficios hace muy difícil que surja algún valor que provoque fomentar la participación y colaboración entre sus empleados, que sería la manera más rentable de ejercer el liderazgo para alcanzar la sinergia y que todos los elementos se aúnen para funcionar como uno solo, según mi opinión.

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LAS BRUJAS DE LA TELEVISIÓN

A mediados del siglo pasado, la radio fue dejando paso a la televisión como principal medio de comunicación de masas, de la misma forma que la Guerra Fría dejó a tras a la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, EEUU se presentó como la bandera del liberalismo ante la amenaza comunista. Sin embargo, las políticas propagandísticas de ambos bandos apenas se diferenciaban, ya que tenían en común el mismo objetivo: el desprestigio de la opción ideológica contraria y la “limpieza” de las voces disidentes.

Entre las actuaciones más famosas, la caza de brujas del senador McCarthy se encargó de perseguir a todo aquel que dejara un mínimo rastro, ya no de comunismo, sino de mostrarse contrario a las políticas americanas. Periodistas, escritores, científicos…intelectuales de la sociedad norteamericana críticos con el gobierno de EEUU fueron encarcelados para evitar que la “posible contaminación” se extendiera por el país.

Mientras, el país continuaba sumido en una espiral periodística de apoyo al gobierno. Cualquier tipo de voz contraria era hacerse el harakiri. Sin embargo, gente honrada hay en todo el mundo, incluso en EEUU. Un grupo de periodistas está dispuesto a desafiar al gobierno, pero antes debe retar a su propia cadena. Las presiones de los patrocinadores y todo aquel que financiaba minimamente a la cadena es la primera gran barrera a superar. Muchos de ellos retiraron el dinero invertido.

McCarthy, a pies juntillas, decide acusar a los periodistas de comunistas. El revuelo formado en la opinión pública es tremendo entre los que defienden el país de forma ciega y los que creen en la verdad que cuentan los de la CBS.

El final: bueno para los periodistas, malo para McCarthy.

Moraleja: realmente no hemos avanzado tanto como se preveía. Los medios, cada vez en menos manos, son más esclavos de aquellos a los que sirven sus intereses y, por tanto, las informaciones negativas suelen permanecer ocultas. Lo lamentable es que, casi medio siglo después, necesitemos aún de algunos “muckrackers” para destapar lo que no se ve (a costa de su vida, por ejemplo), mientras los universitarios vemos como en este mundo poco, muy poco, se ha avanzado hacia la veracidad y la libertad informativa.

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viernes

Algo más que el canal

Los medios de comunicación son algo más que meros testigos de los hechos que presentan. El enfoque, el presentador, el periodista, la perspectiva de la cámara, el decorado… todo influye en la transmisión del mensaje y todo lo elige normalmente el medio. Una de las películas que mejor muestra este hecho es El desafío: Frost contra Nixon del cineasta norteamericano Ron Howard. El film se basa en hechos reales para contar la encarnizada batalla intelectual entre el ex presidente Richard Nixon y el periodista David Frost por dejar clara la culpabilidad del que fuera presidente en el escandaloso ‘Caso Watergate’ como máximo responsable de la trama. Obviamente, el duelo consiste en que el periodista buscará saltar las defensas del político mientras que éste, querrá defender lo que queda de su buen nombre ante la opinión pública. En este sentido, no solamente están en juego la astucia de las preguntas de Frost frente a la pericia de Nixon para sortearlas y terminar contestando lo que cree conveniente para lavar su imagen. Ambos se apoyan en algo más que ellos mismos para salir airosos de la batalla intelectual que representa la entrevista en cuestión. Los dos ‘contendientes’ están rodeados de costosos equipos que les apoyan para conseguir la victoria. En el del periodista, Frost, solamente uno de ellos está politizado y se presenta completamente contrario a que Nixon salga bien parado ante la opinión del pueblo al que gobernó. Éste es quien investiga especialmente para buscar ‘trapos sucios’ en la gestión del mandatario norteamericano. Por otra parte, antes de pactar las cuatro entrevistas en las que los dos protagonistas pondrán en armas sus investigaciones junto con su pericia y dominio de la comunicación, lo primero que se hace es acordar cuestiones que podrían parecer de menor importancia, aunque ningún experto en comunicación lo diría. La casa donde segrabará el acontecimiento, el decorado del salón, la altura de los dos asientos, la duración de cada entrevista, la llegada… en todos estos actos se detiene Ron Howard para dejar constancia al espectador de que cualquier detalle, por ínfimo que sea, está perfectamente estudiado de tal forma que, aunque parezca natural, la entrevista no es más que un artificio, un espectáculo, un combate de boxeo en el que en lugar de los puños cuentan los cerebros.
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