"Ni realidad ni ná"

Día 10.909 de la vida de Truman. Créditos iniciales cual programa de televisión y entrevista al creador del espacio, su esposa y su mejor amigo. De esa manera comienza El Show de Truman, la película interpretada por Jim Carrey con la que pudimos comprobar que observar pormenorizadamente la vida de una persona era posible en la ficción, y nadie podía negar que no sucediera lo mismo con la realidad. La película en sí trata de que Truman Burbank (no Burbano como insiste el corrector de Word) es la gran estrella de un programa de televisión en el que sólo hay un “pero”: él es el único que no lo sabe. Desde pequeño vive en un mundo artificial, ignorando totalmente que su vida es completamente artificial y su círculo más íntimo se trata en realidad de todo un elenco de actores y actrices que día tras día luchan para que Truman no descubra la verdad. Su verdad. Por ello creo presumiblemente que Truman quiere decir en realidad true-man, es decir, hombre verdadero en inglés. Pero bueno, no vamos a contar toda la película, digna de ver, por cierto. Aquí estamos para otra cosa, y es para ver cómo actúan las empresas informativas en estos casos. Es decir, cómo intervienen las cadenas en sus programas.

Sin duda alguna, con esta película podemos establecer una comparación con la cantidad de programas que han gozado de tantos reconocimientos en esta década, tipo Gran Hermano, Operación Triunfo, El Bus, Supervivientes... Las cadenas de televisión vieron un gran filón en estos programas y decidieron explotarlos como nunca. Así que las desgracias y escándalos de uno y otro concursante no quedaban retenidas en la “casa”, “isla”, o demás “espacio a concursar”, sino que traspasaban sus muros o sus aguas y trascendía a su vez en otros programas o portadas de revistas carniceras (es decir, con toda la carne en el escaparate). Con eso, las empresas que inicialmente destinan a ofrecer información, buscan con esto que el escándalo se corra por la sociedad con el objetivo de subir las audiencias sin tener en cuenta el daño (buscado o no, eso ya es tema aparte) causado en los concursantes. A simple vista podemos centrarnos en la siguiente noticia, que cuenta cómo un concursante de la edición Búlgara falleció en una isla de Filipinas de un ataque al corazón. ¿Debieron prevenirlo los equipos médicos? Se conocían sus problemas cardiorrespiratorios? ¿Aún así se arriesgaron a mantenerlo en el programa expuesto a las duras condiciones con la que tienen que lidiar los concursantes? Son preguntas que se me vienen a la mente, quizás por el desconocimiento del programa (si no sigo la edición española, la búlgara te digo una cosa...). Esto claramente nos recuerda la escena donde Truman es vapuleado con una espectacular violencia sin piedad por una gran tormenta artificial, obra y gracia de Cristoph, el creador del programa. ¿Realidad o ficción? Esa es la pregunta que nos hacemos al ver programas de este tipo. Y es que las cadenas en donde podemos encontrárnoslo no nos ayudan a diferenciar de qué se trata. Si en realidad es todo real lo que nos cuenta o sin embargo aparece contado con altas dosis de teatralidad. En esta película, la empresa informativa que vemos representada es un canal de televisión. Como estudiamos, unos de los objetivos prioritarios de las empresas es obtener beneficios, y en esta película se demuestra principalmente cómo el creador del programa únicamente le importa seguir con la emisión del canal, ya que lo exportan prácticamente a todo el mundo, tal y como se observa con todas las personas no haciendo nada más que observar detenidamente la televisión para ver qué sucede con Truman. Sacrifica una vida equiparándola a un mono de feria, sin importar los sentimientos del protagonista elevando su expectación hasta cotas máximas. ¿Nos suena de algo?