El reclamo de la imágen

La película Al filo de la noticia relata la historia de un presentador, un reportero y una realizadora de unos informativos de televisión. En Washington, una cadena de televisión planea hacer un despido masivo para hacer frente a la inmensa deuda que tiene. Todos los trabajadores se esforzarán lo máximo para no ser despedido. Jane, la realizadora, intenta controlar todos los elementos de su informativo para que todo vaya sobre ruedas y librarse del despido. Pero hay más que profesionales entre su plantilla, hay personas y Jane deberá elegir con quien se queda, si con Tom o con Aaron. Mientras el primero es guapo y habla muy bien delante de la cámara pero luego es algo corto de miras y un manipulador nato, el segundo es un excelente reportero sin tanto atractivo y algo nervioso cuando se encuentra en el plató frente a la cámara. ¿Qué ocurrirá? Bien. Esta película, podría tratarse desde el punto de vista del sensacionalismo puesto que uno de los personajes, Tom, realiza un reportaje sentimentaloide para ganarse el respeto de sus compañeros –algo parecido a lo que hacía Bart Simpson en el episodio “Edición aniñada”, comentado en este mismo blog-. Pero prefiero enfocar la película desde el punto de vista de la imagen. La televisión no es como la prensa ni la radio. En ella se ve al presentador además de oírsele. La información queda relegada a un plano menor –aunque sigue siendo lo más importante-, para dejar paso al cómo se muestra esa información (el presentador, el montaje de imágenes con cortinillas y demás, la música, la locución…). Hay que ser claros, en televisión la imagen es lo que prima.

En ésta película hay un personaje que queda perfectamente en cámara. Es guapo, habla bien y utiliza una quinésica (lenguaje corporal) perfecto. Por el contrario, el otro personaje es un tipo normal, que suda mucho y tartamudea delante de la cámara. Aunque el primero sea un pretencioso sin dos luces de frente y el segundo tenga ideas dignas de un premio Pulitzer, el primero nos informará de las noticias todos los días. Es así, una persona agradable es más aceptada por el público. Lo podemos comprobar todos los días encendiendo la tele y viendo los informativos. Aunque en el caso de los hombres no es tan exagerado como en las mujeres –J.J. Santos no es ni mucho menos un Adonis, aunque sin duda es buen profesional-. Si miramos TVE tenemos a María Casado; Sandra Golpe y Mónica Carrillo en Antena 3; Marta Fernández en Cuatro; Carme Chaparro en Tele 5; Mamen Mendizábal, Cristina Villanueva y Helena Resano en la Sexta ( ¡vaya con La Sexta!), Carolina Martín en Canal Sur… Y a esto habría que sumarles todas las chicas del tiempo –sobretodo las de Canal Sur con Ana Cristina Ramírez (en la foto) a la cabeza-. Todas chicas de buen ver que amenizan los informativos y la razón de porqué más de uno sintoniza esa cadena.

En fin, que los dueños de las cadenas saben que una buena presencia al frente de los programas significa más audiencia. Un presentador o presentadora atractivo es el mejor reclamo, aunque, logicamente el programa tiene que ofrecer algo más que eso. Puede parecer injusto, pero así es la vida en la sociedad de la imagen.